En consulta escuchamos en numerosas ocasiones como las personas manifiestan dificultades para manejar sus pensamientos como, por ejemplo, “no consigo dejar de darle vueltas a las cosas” “voy a volverme loco/a si no dejo de pensar en esto” “y si hubiese hecho lo que había pensado en un principio, ¿qué pasaría?”.

En general, pensar mucho en un tema o darle vueltas puede llegar a ser una tendencia de cómo afrontamos los problemas o nuestra vida. Y es importante saber que los acontecimientos que nos suceden NO son los que despiertan las emociones, sino las interpretaciones de lo que nos ha ocurrido y lo que pensamos de ello. En ocasiones, estos pensamientos alteran o disfrazan la realidad, nos hacen sentir mal y preocupados por lo que nos ocurre.

En psicología, cuando se disfraza de este modo la realidad, se conoce como distorsiones cognitivas, es decir esquemas de pensamientos equivocados que aparecen al interpretar los hechos. Estas distorsiones cognitivas pueden generar muchas consecuencias negativas: conflictos en las relaciones con los demás, alteraciones emocionales, conflictos con nosotros mismos, o en la manera de ver la vida, etc.

Estas consecuencias aparecen a través de pensamientos automáticos que nos vienen, y desencadenan emociones negativas y comportamientos disfuncionales y alejados de la realidad.

Las distorsiones cognitivas más comunes que encontramos en consulta son:

  • Sobregeneralización. En este caso, a partir de uno o dos sucesos que nos ocurren, se generalizan todas las situaciones. Un ejemplo: He tenido un problema con un/a dentista, y pienso “ningún dentista va a saber hacer esto”.
  • Lectura del pensamiento. Hace referencia a creerse capaz de saber lo que piensa el otro y sus intenciones (generalmente negativas). Un ejemplo: “está pensando que no soy capaz de hacerlo y que voy a fallar”.
  • Personalización. Consiste en atribuirse sucesos externos sin que haya pruebas para llegar a esa conclusión. Un ejemplo: Veo a mi hermana cocinando su comida, cuando es algo que suelo hacer yo, y pienso “no le gusta como cocino nunca”.
  • Debería. La persona posee una lista de normas rígidas sobre cómo deberían actuar tanto ella como los demás. Un ejemplo: “fue un perdedor desde el primer día que se presentó aquí”.
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